«Y llora, ríe, equivócate.
Sé un poco niño de vez en cuando.
Y sé feliz».
Esto que os digo, es lo que sucede con un poema de la poetisa Loreto Sesma. Sensibilidad de tinta a raudales y un talento evidente que brilla en cada verso. En una época en la que las nuevas tecnologías y redes sociales absorben la mayoría de nuestro tiempo, Loreto Sesma ha evitado caer en la trampa de la dejadez y el ensimismamiento de las pantallas. Las aprovecha para expresar su arte. Sólo en Youtube cuenta con 185.000 suscriptores, en Twitter 86.6000, Instagram 77.3000 … Una suma meteórica. Para los más puristas, estos datos se traducen como simples cifras. La realidad de los tiempos que corren es que Loreto ha visto una oportunidad: la de convertirse en embajadora cultural de los millenials a través de sus versos.
Loreto es periodista de profesión pero, poeta de corazón. Su presente no se rige por el orden y las reglas. Como buena artista que es, le gusta ir por la vida improvisando. Se define como escritora- dice que todavía no se considera poeta y ya tiene cinco libros publicados-. La fama no la cambia porque su humildad prevalece, aunque sus lectores sí que la consideran toda una influencer. La música también es un elemento importante en su personalidad y también, en su vida. Se considera melómana, su novio es músico- para los que no lo sepan, Willy Bárcenas, el vocalista del grupo Taburete, es la pareja de esta mujer tan fuera de lo común-. Fanática de un buen libro, creativa, talentosa, atractiva, misteriosa y encantadora: entrevistamos a la poetisa de los millennials y quién sabe si de las próximas generaciones.
El primer libro que recuerdo haber leído fue “El viaje de Doble P”, era un alienígena aterrizando en la tierra que no paraba de asombrarse con nuestras costumbres. Recuerdo que me hizo reír muchísimo. De la adolescencia destacaría “Nada”, de Carmen Laforet, o “La Tregua”, de Benedetti; dos libros que me hicieron desear haber escrito yo eso. En los últimos años he leído mucho a Virginia Woolf, Anaïs Nin o Vonnegut.
Si poeta se nace o se hace aún tengo que descubrirlo. Creo que aún tiene que pasar algo más de tiempo para considerar si soy poeta o no. Sé que escribo, nada más.
La tristeza es, desde luego, el mejor motor para empezar a escribir. No sé si sin tristeza existiría, probablemente no. Aunque a esa tristeza yo le añadiría algunas otras emociones que también son claves para escribir: los miedos, la nostalgia, la rabia, el dolor… Por lo general tiendo a querer escribir en esos momentos porque necesito exorcizarlos de alguna manera, algo que no ocurre con la alegría a la que me limito a intentar exprimir.
Ahora mismo me estoy leyendo “Mañana en la batalla piensa en mí”. Había leído ya otros libros de Javier Marías y tenía este pendiente desde hacía ya algunos años. Me está gustando, sí. También estoy leyéndome “La mística de la feminidad”.
Llewyn Davis, de «Inside Llewyn Davis».
Soy adicta a la Coca-Cola (normal, ni Zero, ni Light, ni derivados), así que siempre te diría esa bebida. No obstante, acompañaría “La ridícula idea de no volver a verte” con una copa de Lillet con soda en algún sitio con vistas al mar.
“Los Modlin”, me impresionó tanto la historia (que era real) que me pasé meses buscando más información sobre esa familia.
Benedetti.
No suelo leer novelas policiacas o de misterio, por algún tipo de motivo no me interesan.
“Rayuela”. Es mi libro de cabecera y creo que tiene tal complejidad en el mensaje que puede permitirse varias lecturas.
“Yonqui”, de Burroughs.
Algunos han cambiado mi forma de intentar escribir. Algunos libros de Neruda, Benedetti, Ángel González, Idea Vilariño, Cortázar ( como decía antes) me han hecho decir: ojalá tú llegues algún día a esto.
La sopa. Como todos los días sopa, sin excepción, a veces incluso como y ceno sopa. Mi familia, mis amigas (he vivido cuatro años con ellas) y mi novio se desesperan. También de “La Isla de las tentaciones”, es tal despropósito que me hace reír muchísimo.
Creo que muchas veces infravaloramos España en cuanto a todo lo relativo a la cultura. Sí es cierto que consumimos contenido terrible, pero también somos un país muy rico en arte en todas sus disciplinas. En concreto con la poesía creo que si se incentivase más su lectura desde el colegio (sin obligaciones, sin la exigencia de memorizar sino de entender), habría más lectores de poesía.
Qué difícil. Creo que cada uno tiene su magia en su terreno.
Yo siempre tendré debilidad por Benedetti.
Como compositores, diría Los Beatles. Han hecho himnos. Como letrista, diría Silvio Rodríguez.
Hopper.
Me veo improvisando, como siempre. Eso supone imaginar un limbo, pero a veces las páginas en blanco también tienen su magia.
Buenísima, los dos contamos con la opinión del otro en todo lo que hacemos.
En el momento de crear los dos preferimos la soledad, pero también somos los primeros en escuchar o leer lo que acaba de hacer el otro.
“No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día”.