Madre de tres hijas maravillosas, esa es la frase que más me define. Curiosa y con ganas de hacer cosas.
Menos mal que era una entrevista fácil… (risas). Creo que la importancia de la amistad entre mujeres, lo mucho que te aportan, cuánto son un baluarte en la vida. Sí me habían inculcado el valor de tener una familia que se quiere y que se apoya, y cómo es de fundamental, uno de los mayores pilares que se puede tener y, he de decir, que la vida me lo ha demostrado. Pero la vida me ha enseñado que la amistad entre mujeres también lo es.
Más que sociable es amiguera. Me gustan las conversaciones y las relaciones profundas. Sí quedas a comer con alguien y solo te responde “fenomenal” ¿marido? “fenomenal”, ¿hijos? “fenomenal”, ¿trabajo? “fenomenal”, he de reconocerte que al cuarto “fenomenal” lo que me apetece es levantarme de la mesa. No me estás contando quién eres tú y eso a mi no me inspira confianza y no me aporta. Me gusta la sinceridad, lo crudo, la realidad de las vidas. Esas son las relaciones que aprecio y busco. Otro aspecto es “la vida social”, las fiestas. Por supuesto que disfruto en una fiesta divertida pero, y más ahora a mi edad, valoro más estar con mis intimas amigas en tête-à- tête. Otra cosa que la vida me ha enseñado es que el “no” ya lo tienes y que, quizás, lo que tienes que hacer es atreverte. La vida me ha demostrado que en el fondo cosas que piensas que no vas a poder hacerlas, si lo intentas, muchas veces lo consigues.
Voy a empezar por lo segundo. Yo no me parezco a ella en que yo soy más segura en lo profesional. Cuando Gaelle se tiene que enfrentar a volver a trabajar, a ella le cuesta el no saber pero, para mí, eso no es un problema. No me importa ni me cuesta psicológicamente reconocer que no sé algo. A lo mejor ahí tengo más… no es seguridad en mí misma pero, a lo mejor me importa menos demostrar que fallo. Gaelle es más perfeccionista. Yo quizás me pongo las expectativas menos altas.
Me daba miedo que me la parasen y de hecho, he estado vetada. Ni a mis amigas les pude contar que estaba escribiendo un libro. Es más, tengo un WhatsApp de Isa (Sartorius) la semana antes de publicarlo donde me dice: ¿”pero tía y esto, si hablamos todos los días y me están diciendo que..”. Las librerías ya habían recibido el catálogo con mi novela y se enteró así, pero no porque yo se lo contase. No poder compartir con ellas el proceso de la escritura fue duro para mí.
A base a no decírselo a nadie. Los únicos que lo sabían eran mi hermana y mi hermano.
Tuve mucha suerte porque, igual que con la película no hay productora en el mundo entero que no tenga mi guión, el libro ha sido un regalo. No me hubiese atrevido a escribir una novela. Me imponía. Pero fue Carmen, mi editora, quién me contactó y quien me apoyó desde el principio. Me dijo: “tienes mucho que contar, inténtalo». Al principio, cuando le iba mandando lo que estaba escribiendo me decía: “tú eres capaz de darle más profundidad a esto”. Gracias a sus consejos y a su cariño he podido escribir esta novela.
Le queda, le queda mucho. Pero en el libro va superando algunos, va madurando y sintiéndose cada vez más segura de sí misma. En una de las últimas escenas, he de reconocer que ella tiene un aplomo que yo no tengo todavía. Yo no creo que fuese capaz de responder a Sebastian de la forma en que lo hace ella, con una seguridad increíble. En eso me gana claramente, por eso te digo que no es autobiográfico.
¿En qué nos parecemos? Tengo TOC de orden como ella. Tatuajes, que es obvio. Y hay ciertos momentos donde ella habla muy íntimamente. Algunos de esos pensamientos pueden ser exactamente los mismos que puedo tener yo. Pero, la gente me pregunta… ¿ha sido catártico? y sinceramente, no. Ni he llorado, ni lo he pasado mal escribiendo la novela, ni me ha ayudado a crecer o a entender, ni nada. Cuando yo escribía, no era desde Astrid, era desde Gaelle. También nos parecemos en que las dos tenemos una madre francesa.
La mirada de mi madre en esa foto representa exactamente lo que quería transmitir… Esa foto es del día de su boda y, la forma en la que está mirando a mi padre (he quitado a mi padre de la foto), resume perfectamente esa alegría, esperanza, ilusión que tienes cuando te casas. Esa mirada, con esa proyección, entrega, admiración… Esa foto siempre, incluso de pequeña, me había llamado la atención. Y después…. “Nadie te contó”…
(Busca su telefono para enseñarnos la foto original)
Eso para nada, siempre lo digo. El desengaño es muy duro, se pasa muy mal y tienes que hacer el luto pero siempre repito que un divorcio no es una tragedia como que se te muera un hijo de cancer o en un accidente. No es comparable. Lo pasas muy mal pero no es lo mismo en ningún caso.
Porque le encantaría ser más ligera. Porque le gustaría tener un punto de ligereza que no sabe tener. Ella se lo toma todo demasiado a la tremenda. La ligereza no es frivolidad, es tomar perspectiva. Una de las cosas donde Gaelle y yo nos podemos parecer y, de hecho, ella lo agradece en el libro constantemente, igual que hago yo, es que tenemos una vida muy privilegiada y dentro de las dificultades que podemos tener todos, es una vida fácil. Entonces hay que saber vivir, y no tomarse las cosas tan estrictamente.
Se puede, por supuesto, pero la vida me parece mucho más bonita en pareja. De hecho Milena Busquets dice en su libro que “debajo de una cierta cantidad de cariño, dejas de existir”.
Sí, se puede. Igual que, aunque para mi la maternidad es fundamental y es lo que me define, creo sinceramente que hay mujeres que son felices sin tener hijos. Lo mismo con la pareja, puedes ser feliz sin ella y estoy convencida que hay hombres y mujeres que están solteros por elección. Pero yo, en mi caso, sí creo que la vida es más bonita cuando la compartes con alguien. Yo soy muy hogareña, yo no soy de las que dice “yo no me vuelvo a casar”. Es más, me quiero volver a casar y de blanco.
Existe pero creo que es una amistad distinta que con mis amigas. Son amistades menos intensas, no hablo con ellos cada día, ni cada semana. y de hecho no tengo amigos a los que recurro todos los días. Pero sí tengo amigos desde hace 20 años que de verdad verdad considero mis íntimos y con los que puedo contar 100% si mañana me pasa algo, pero hablo con ellos una vez cada tres o seis meses. Es otra intensidad.
Justamente los tatuajes son para protegerme, son mis escudos y además lo siento mucho así pero sí, hay mucha fragilidad en mí.
Depende si estoy en el personaje o no. De hecho, yo he tenido un novio que siempre me decía: “No he conocido a nadie que se proyecte socialmente tan distinto a lo que eres realmente”. Me explicó que cuando entraba en un sitio doy una imagen de una seguridad enorme pero que luego soy otra. En una fiesta me gusta pasármelo bien. Bebo alcohol. No soy la que está en una esquina y esa Astrid puede parecer muy extrovertida, segura de sí misma, nada tímida…Pero en la intimidad soy mucho más tranquila y reflexiva. También más frágil como te decía antes. No hay nada que me guste más que estar en mi casa con mi libro, leyendo. No le tengo ningún miedo a la soledad. Por ejemplo, en verano de los quince días que no tengo a las niñas, me paso fácilmente seis días sola en un hotel leyendo sin nadie, es mi elección. No es que no tenga planes es que quince días seguidos con gente y vida social no aguanto.
No, ya me los había hecho todos. Llama la atención que mi primer tatuaje me lo hice con 44 años. El último que me hice, hace ya dos años, es “TRUST”. Tengo que volver a confiar. Pero después de ese no me he hecho más y, por ahora, no tengo ganas de hacerme otro. Todos tienen un significado muy específico y me los hice durante el momento de mi separación en el que más sufrí. Fue duro enfrentarme a la maquinaria de Rafael del Pino y tuve miedo y tristeza. Ya no.
Lo que más le duele, de lejos, es que se rompió la familia. Y luego, el conocer a cierto tipo de gente muy muy interesante (no las fiestas, eso lo ha tenido siempre) sino un tipo gente de un nivel intelectual muy alto.
El éxodo es como lo llamo yo. De probar a ver si funciona mi teléfono. Me dolió pero no lo echo de menos.. Lo que sí echo de menos es la sensación de familia, de proyecto común.
(Sonríe) A mi me decían, ¿de verdad no va a entrar en la sección de libros eróticos? Pero la decisión de incluir sexo en la novela no es comercial. Es más que es una parte importante de la relación entre Gaelle y Felipe y no quería dejar de expresarlo. Gaelle esta reviviendo, lo está sintiendo así.
Al principio sí, luego he de reconocer que cuando me puse en serio con el tema flipé un poco porque no me costó nada escribirlo. No me puse ni roja. Como tampoco he llorado. Creo que es justamente por el hecho de que no escribo desde Astrid sino desde Gaelle. No creo que si tuviese que escribir una escena de sexo con mi novio fuese capaz de escribir ni la mitad.
Yo tenía la idea de escribir otro guión. Como te he dicho, no me hubiese atrevido a escribir una novela sin el apoyo de mi editora. Por eso empecé a hacer un guión. El tono era totalmente de comedia. Cuando empecé a enfocarlo como una novela, el tono cambió completamente.
En mi caso brutal. Cuando escribí el guión, le estaba “hablando” a una audiencia. En cambio, la novela la entendí como un dialogo entre el/la lector/a y yo. Me salió mucho más intimista. En el guión, también por el tipo de película que iba a ser, todo es mucho más superficial, más descriptivo. Yo me sentí más feliz escribiendo la novela que el guión, pero entiendo que para otro autor sea lo contrario. Tardé seis meses y no escribía todos los días. Me ponía por las noches tres o cuatro días por semana seguro. Y luego corregía durante el día. Fue un proceso fácil que me hizo muy feliz.
Que ojalá disfrutéis de Nadie me contó cuando lo leáis
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